Día 7, De viaje a Oaxaca.

Todo el mundo en la casa se levanta pronto.

Mate, huevos tibios, mangos y más frutitas tropicales.

Cargamos las maletas en el bocho, nos despedimos de Silvina, acercamos a Santiago al pesero y nos vamos hacia la compañía de "rentar autos". La mañana está húmeda y fresca.

Recorremos el monstruoso periférico, especie de descomunal circunvalación que atraviesa el DF. Llegamos a un moderno edificio próximo a Televisión Azteca. Nos despedimos de nuestro querido Eduardo y comenzamos la próxima aventura.

En la compañía nos recibe una muchacha muy simpática que termina dándonos un super carrazo. No el mini compacto y más barato que habíamos elegido, si no un Dodge Attitude azulito. Resulta que de los peques no les queda.

Papeleo y café y allá vamos!

Salimos de México DF y comenzamos la ruta hacia el estado y ciudad de Oaxaca. El cambio de clima es evidente y cuando paramos a comer, también aprovechamos para vestirnos más fresquitos. Por cierto, la comida es de unos bocatas ricos, ricos que nos cuestan 2 euros cada uno.

Recorremos un paisaje de cactus y obras en la carretera. Sol, nubes de fondo.

Finalmente, 22 euros de peaje y unas horitas más tarde, llegamos a Oaxaca.

Buscamos hoteles por toda la ciudad. Ninguno nos parec mal, pero hay rantos que seguimos mirando. Por fin nos edecidimos por Oaxaca Mágico. Está muy cerca del Zócalo, limpio, no caro, agradable, además podemos dejar el coche en su estacionamiento...

Cenamos en una taquería, recorremos el zócalo y tomamos unos caballitos de mezcal.

Nuestra habitación se llama Zaachila.