Día 21, Despedida

Después de estos maravillosos días nos despedimos de México y los amigos hasta la próxima.

El despertador suena a las 7 y nos levantamos raudos para que el tráfico nos deje llegar a tiempo al aeropuerto. Silvina y Eduardo también se levantan y desayunamos mangos con yogourt y avena. Eduardo nos regala CDs mexicanos y cuando ya estamos a punto de salir se levantan los chicos para despedirnos.

Recorremos una ciudad que no espera a nadie. Atravesamos algún atasco pero con todo Llegamos sin problemas al aeropuerto y devolvemos el coche, facturamos, tomamos un café... todo sale bien,

Una vez en el aeropuerto ya no estamos en México porque estos espacios son tierra de nadie y nada tienen que ver con cuaquiera de las mil calles por las que hemos andados los últimos días.

El avión sale algo tarde.

Intentamos dormir. Nuestras vecinas de fila son unas niñas gritonas a las que la mamá suministra café y coca-cola... imaginaros el viaje.

La comida del avión da bastante penita. Será la crisis....

Ya estamos en casa.

Ha sido un gran viaje gracias a un país que te recibe siempre con los brazos abiertos y que te da cuanto tiene. Las comidas, las carreteras, los zócalos de cada lugar, sus tianguis, la música y sobre todo las personas cercanas y hospitalarias que nos han enseñado que la historia nos siempre está en los libros ni en las noticias. La historia es la que nosotros escribimos.

Gracias por seguir este pequeño viaje. Gracias a Eduardo y a toda su familia por seguir tan cerca de nosotros.

Ya falta menos para volver a encontrarnos y poder cerrar otra vez el círculo. ¡Brindemos por ello!